La aparición de
herramientas digitales
en rápido desarrollo ha tenido un impacto considerable en las prácticas sociales de las personas, instituciones y organizaciones implicadas en la
conservación
de la naturaleza. Desde el seguimiento de los movimientos de los animales salvajes hasta la
detección
en línea del comercio ilegal de especies silvestres, las tecnologías y aplicaciones digitales están adquiriendo cada vez más importancia en la conservación de la naturaleza y están remodelando los discursos de la ciencia y la práctica de la conservación(Newman et al 2012, Joppa 2015). Estas tecnologías están influyendo rápidamente en la forma en que los científicos, los gobiernos y el público piensan, perciben y se relacionan con la naturaleza(Verma et al 2015). Además, estas tecnologías se inspiran en gran medida en la investigación militar, y su uso para la
aplicación de la ley
y el mantenimiento del orden contribuye a la
militarización
del discurso de la conservación(Duffy et al 2019), lo que tiene graves consecuencias negativas para las comunidades locales y socava los objetivos de conservación a largo plazo.
Los investigadores que trabajan en la conservación de los bosques, la naturaleza y la vida salvaje suelen acoger favorablemente este tipo de tecnologías, ya que prometen grandes cantidades de datos, rápidas velocidades de procesamiento, representaciones visuales únicas y una eficiente capacidad de toma de decisiones(Arts et al 2015). Podría decirse que
tecnologías digitales
como las
cámaras trampa
han revolucionado la conservación al hacer posible el seguimiento de especies raras en peligro de
extinción
en paisajes remotos y de difícil acceso. Por ejemplo, la India ha entrado recientemente en el Guinness de los Récords por el mayor estudio con cámaras trampa, que abarcó una superficie de 121.337 km2. Sin embargo, una investigación reciente realizada por un investigador de Smart Forests(Simlai 2021) sobre las implicaciones sociales y políticas de estas tecnologías ha revelado que esta historia tiene su lado negativo. Esta investigación sostiene que las tecnologías digitales no son la panacea para todos los problemas relacionados con la conservación o los bosques, y que las intervenciones basadas en estas tecnologías deben revisarse cuidadosamente antes de su uso(Sandbrook et al 2021).
¿Qué es la
vigilancia
de la conservación?
El uso de tecnologías digitales en la
aplicación
de las leyes de conservación para vigilar a alguien o algo con fines de gestión y preservación de los recursos naturales se ha descrito como "vigilancia de la conservación"(Sandbrook et al 2018). Estas tecnologías se utilizan principalmente para vigilar las poblaciones de vida silvestre o para medir parámetros forestales con precisión y eficacia. Sin embargo, la investigación(Simlai 2021) ha demostrado que estas tecnologías cruzan sin problemas las fronteras de ser herramientas de vigilancia de la conservación a convertirse en herramientas de coerción para lograr objetivos de conservación. Por ejemplo, las tecnologías digitales se utilizan ahora para vigilar las actividades antropogénicas dentro de los bosques y las
zonas protegidas
de todo el mundo. Cada vez es más necesario desarrollar tecnologías específicas para vigilar la
caza furtiva
y la
tala ilegal
y reunir pruebas contra los infractores.
Además, el uso de tecnologías digitales para la aplicación de la ley y la vigilancia es fundamental para la militarización de la conservación, de la que un componente integral son las técnicas de recopilación de inteligencia basadas en la contrainsurgencia de estilo militar clásico(Duffy et al 2019). Estos avances han dado lugar a que muchas empresas de seguridad privada y fabricantes de armas inviertan en la innovación de complejas tecnologías de seguridad para la conservación. Los estudiosos han argumentado que la percepción de amenaza de la aplicación física de la ley mediante el uso de la vigilancia es tan importante como la violencia real(Lombard 2016). Las intervenciones tecnológicas dirigidas a la aplicación de la ley en materia de conservación ejercen normas que limitan y restringen el movimiento de las personas dentro de dichos paisajes. Este fenómeno de ejercicio del poder sobre las personas puede servir para crear sujetos que apoyen los objetivos de conservación decididos por el Estado o por organizaciones privadas, anulando estructuras más pluralistas, equitativas y democráticas necesarias para practicar una conservación socialmente justa.
Implicaciones sociales de la vigilancia de la conservación
El uso de tecnologías de vigilancia para el tratamiento de datos sobre actividades humanas suscita preocupación por las libertades civiles, la libertad y la violación de la intimidad. Las tecnologías digitales como las cámaras trampa pueden no parecer tan intrusivas o omnipresentes como los
vehículos aéreos no tripulados
o los
drones
en términos de vigilancia, pero reflejan la misma intensificación de la aplicación de la conservación y los regímenes de gobernanza(Sandbrook et al 2018). Las cámaras trampa se utilizan a menudo para informar sobre actividades de investigación, aplicación de la ley y gestión que pueden afectar negativamente a personas que pueden no haber dado su consentimiento para ser fotografiadas. Simlai(2021) pone de relieve estas cuestiones al demostrar los impactos de las cámaras trampa sobre las mujeres en los bosques de la Reserva de Tigres de Corbett (véase el
vídeo
a continuación para más detalles). Las tecnologías digitales como los drones también pueden provocar un miedo y una confusión considerables, generando hostilidad entre las personas que están siendo vigiladas. Los drones y los vehículos aéreos no tripulados son portadores de una imagen de
guerra
y destrucción, lo que da lugar a ideas erróneas sobre su finalidad en paisajes intensamente disputados, como las zonas protegidas, y en zonas con antecedentes de violencia. Muchas de estas zonas del mundo mantienen desde hace
tiempo
relaciones difíciles con intervenciones estatales. En estos contextos, el uso de estas tecnologías para hacer cumplir la ley puede exacerbar conflictos ya existentes o crear otros nuevos. Los conflictos derivados de este uso pueden afectar a largo plazo a las organizaciones asociadas y, por ende, a la conservación.
Las tecnologías digitales de conservación evolucionan rápidamente y se han producido avances en muchas herramientas de detección. Las cámaras trampa están ahora equipadas con software de reconocimiento facial y los
sensores
acústicos pueden oír sonidos y conversaciones en el bosque. Una miríada de otras tecnologías como satélites, drones, cámaras térmicas de largo alcance y aplicaciones móviles están estableciendo nuevos regímenes de vigilancia que tienen el potencial de cambiar la propia naturaleza del espacio forestal. Esta vigilancia está anclada en la tecnosecuritización de la sociedad y debe examinarse en todas sus complejidades, alteraciones e interconexiones.
Imagen de cabecera: Panel de diferentes marcas y modelos de cámaras trampa. Fuente de la imagen: TrailCamPro. Extraído el 8 de agosto de 2022, de https://www.trailcampro.com/pages/2022-detection-shootout-trail-camera-comparison
Los materiales del Smart Forests Atlas son de uso libre para fines no comerciales (con atribución) bajo una licencia CC BY-NC-SA 4.0.
Para citar esta historia:
Simlai, Trishant, "Digital Technologies and Conservation Surveillance," Smart Forests Atlas (2022), https://atlas.smartforests.net/en/stories/digital-technologies-and-conservation-surveillance. DOI: 10.5281/zenodo.13868510.