Durante los últimos 8 años, Border Agency, un colectivo artístico con sede en Santiago de
Chile
, se ha dedicado a la investigación artística que explora la intersección de la naturaleza y la tecnología. Nuestro enfoque ha girado en torno a la comprensión de cómo la tecnología da forma a nuestra percepción del
paisaje
. Como parte de esta exploración, hemos profundizado en temas como las minas terrestres plantadas en el desierto de Atacama y nuestro último proyecto, Bosques de
Fuego
, que aborda uno de los fenómenos paisajísticos más llamativos de la zona central de Chile: la proliferación de plantaciones de eucaliptos por todo el país.
Desde una perspectiva paisajística, el efecto de las plantaciones de Eucalyptus globulus en Chile ha sido dividir el
territorio
en fragmentos a los que no se tiene acceso, creando fronteras virtuales que fracturan y alteran la experiencia del paisaje. En este contexto, nuestro interés como artistas ha sido documentar la percepción de estos "desiertos verdes". Nos intriga cómo la presencia de bosques de eucaliptos influye en la forma en que se perciben estos territorios y creemos que cualquier idea sobre las plantaciones forestales debe originarse en el territorio y sus habitantes, dando forma a nuestro conocimiento y desafiando las nociones preconcebidas.
Comenzamos esta investigación en el contexto de los incendios masivos de 2016 (570 mil hectáreas quemadas) visitando varias plantaciones de
eucalipto
en la Región de Valparaíso y Los Ríos. En Chaihuín, una zona caracterizada por densas plantaciones a lo largo de las carreteras, observamos a los habitantes que residen muy cerca de estas plantaciones. Nos llamó la atención el hecho de que, independientemente de su tamaño, de alguna manera se vuelven invisibles, fundiéndose en la vida cotidiana como si siempre hubieran estado allí.
Esta aparente invisibilidad nos pareció un claro signo de la violencia que las plantaciones de eucalipto ejercen sobre el paisaje y sus habitantes. En respuesta, nuestro planteamiento artístico inicial fue señalar lo que no percibíamos de las plantaciones, ¡que eran precisamente los eucaliptos!
La promesa de la modernización y la producción eficiente de madera, pasta de papel y, más recientemente, fibras textiles, abarca no sólo la extracción de recursos arbóreos, sino que también elimina el potencial de habitar la tierra desde una lógica no extractivista, tanto en su dimensión humana como no humana. Tomamos conciencia del impacto de las plantaciones forestales como forma de ocupación de la tierra, que tiene como consecuencia el agotamiento de la
biodiversidad
, la
degradación del suelo
, la escasez de
agua
, la pobreza rural, la migración del campo a la ciudad y un elevado riesgo de
incendios forestales
. En esencia, crea un "desierto verde" que genera desigualdad y mala convivencia social. El fenómeno del "eucalipto como paisaje" nos permitió reflexionar sobre la frontera naturaleza/tecnología, distinguiendo los efectos naturales de la especie de los derivados de las operaciones productivas aplicadas al eucalipto.
También observamos distintas fuentes de "inteligencia" en el eucalipto. En primer lugar, en 1976 la industria forestal y el mundo académico convergieron bajo el estandarte de la Cooperativa de Mejoramiento Genético. Esta organización asumió la responsabilidad de seleccionar anualmente los mejores ejemplares (más altos, más rectos, más resistentes a las heladas) para utilizarlos como modelos para la clonación. Así se creó el Eucalyptus gloni, una nueva especie formada por la combinación de Eucalyptus globulus (mejor calidad de la madera) y Eucalyptus nittens (más resistente al frío). Sin embargo, desde el punto de vista de la industria, el eucalipto sigue siendo salvaje e inmanejable. La persecución de sus aspiraciones por parte de la industria forestal le está llevando hacia una uniformidad indistinta, parecida a la del trigo.
Así pues, resulta urgente abordar la cuestión de la homogeneización de la supervivencia. Nuestro planteamiento adoptó distintas formas, pero nos guió el cuestionamiento de cómo un individuo se convierte en un ecosistema. Trabajamos en lo que podrían considerarse paisajes antípodas: Plantaciones de eucaliptos y bosque nativo en Bosque Pehuén, una reserva de
conservación
en Wallmapu, facilitando la emergencia de una polifonía de voces, incluyendo agencias humanas y no humanas, todo ello mientras intentábamos desmantelar lógicas binarias.